Nos levantamos a las 6:3 y tras lavarnos en unas palanganas, nos traen el desayuno, que se inicia con una especie de Gofio canario que es típico de aquí. Es una especie de papilla que realmente no estaba mal. Preparamos las mochilas de ataque, que en esta ocasión llevan 8 Kg las mía y 7 la de Eva. Iniciamos el ascenso a las 8:30 y tras hacer 2 paradas de 5-10 minutos llegamos al siguiente campamento Shira Camp a 3840 metros de altitud, tras 7 Km de marcha, a las 13:00, es decir 4 horas y media.
El paisaje ha ido cambiando poco a poco según ascendíamos, la selva queda lejos hemos atravesado zonas de arbustos de media altura y terminamos en zonas de matorral bajo. Desde el campamento se divisa el monte Meru y Shira por la izquierda y Kibo a la derecha (dos de las erupciones que forman el Kilimanjaro). Pasamos por el punto más alto a 3900 y bajamos al campamento a 3840, ya estamos en torno a la máxima altura que hemos alcanzado hasta ahora (sin medios adicionales como aviones y esas cosas) que fue el pico del Teide y de momento no notamos síntomas del mal de altura. Durante la subida daba el sol y hacia bastante calor por lo que fuimos en manga corta y pantalón corto hasta la segunda parada, que al estar ya por encima de las nubes hacia fresco y nos pusimos las perneras y los cortavientos.
En el campamento observamos a los grupos que han llegado antes y los que vienen detrás, somos 6-7 grupos, pero llama la atención que alguno de estos tiene una taza del wáter portátil, de estas químicas, que le portean con el resto de cosas. Más tarde nos enteramos que se pueden alquilar por grupo, antes de salir. Cuando montan el campamento hacen un agujero las colocan y le ponen una pequeña tienda de campaña, rompe un poco la magia de la aventura, pero son practicas especialmente para las chicas.
Salimos a explorar el campamento y buscando una zona donde poder mandar un SMS, al final conseguimos cobertura, aunque costó un poco. Das dos pasos y estas hasta arriba de señal, otros dos y no tienes cobertura, tuvimos la suerte de ver uno de los guías buscando la zona donde se podía hablar para mandar un mensaje, de lo contraria hubiéramos supuesto que era imposible, porque es una zona muy pequeña al borde de la falda de la montaña.
Estábamos merendando un café con galletas cuando la patrulla forestal con el libro de firmas, ya que en este campamento no hay base, y no hay nadie, ni se vuelven a pesar las cargas como en el anterior.
Mientras cenábamos una rica sopa de zanahoria y pollo frito, después de un atardecer precioso con las vistas de Shira y del impresionante Kibo, el vaho que producía nuestra respiración inundaba la pequeña tienda comedor que se iluminaba con la luz de una vela. Hacía frio y tomamos un chocolate caliente (lo hacen con unos polvos parecidos al Nesquit) y preparamos el agua para el día siguiente (los porteadores van a buscarla en los riachuelos cercanos y los cocineros la hierven y la dejan enfriar). Luego nos fuimos de nuevo a dar un paseo y buscar la cobertura por si había noticias. El cielo inundado de estrellas como solo se ve en los sitios alejados de las poblaciones, y especialmente en sitios de altura, fue nuestra última imagen mientras nos lavábamos los dientes antes de entrar en la tienda. Hora las 8:00 pm, un rato de lectura y escribir estas notas que ahora público y a dormir.
Continuará...
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