Ya visitamos Florencia hace algunos años en uno de estos tour ultrarrápidos, que nos permitió ver 4 cosas muy deprisa y que nos dejó maravillados y con ganas de volver. Me impresiono una gran parte de la obra de Miguel Angel, pero la verdad es que ver el David me marcó para siempre, y hoy día sigo sin entender como se pudo dar casi vida a una enorme roca de mármol.
Al llegar al aeropuerto de Florencia cogimos un taxi que tiene una tarifa fija de 20 € para llevarte al centro y otros 2 € por las maletas, según nos conto el amable taxista es como funciona. Ya empezamos a ver qué Florencia no será barata, de hecho es uno de los sitios más caros en los que hemos estado y encima debes extremar el ojo en las cuentas, ya que sea casualidad o no, se equivocaron sin querer en 5 ocasiones y observamos que no solo nos pasaba a nosotros, otros clientes en diferentes sitios devolvían la cuenta. En cualquier caso la belleza de la ciudad te hace olvidar estas cosas.
El Hotel Rivoli es encantador y el servicio realmente excelente, pero lo mejor de todo es que estamos muy bien situados, a 1 minuto de Santa María la Novella y a 2 de la estación de tren, que fue punto de inicio de las distintas rutas por la Toscana. Desde el primer día comenzamos a probar la famosa pizza y algunas de sus variantes como la calzone (una pizza doblada por la mitad). Ojo con los menús, ya que suelen poner precios de reclamo que luego se encarecen con el servicio, la bebida (carísima) y los cubiertos. No todos, ojo, también se pueden encontrar sitios más legales en los que se incluye todo. No se debe dejar de visitar el puente viejo (Ponte Vechio) donde originalmente se situó a los carniceros y que se cambió cuando el rio se lleno de los desechos que estos tiraban por las ventanas por el gremio de los joyeros, más limpios, y que hoy día siguen en él.
Continuara …
Besitos para ellas y abrazitos para ellos
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