domingo, 31 de octubre de 2010

La Guadalajara Negra o aquellos años sin GPS

  Ayer echándonos unas risas con unos amigos de los de toda la vida, uno de ellos me recordó una historia de las muchas que hemos pasado juntos, corrían los tiempos de mi primer coche un AX, como en aquella época no habíamos oído hablar del GPS siempre llevábamos un mapa de carreteras que estudiábamos minuciosamente antes de salir y nunca nos separábamos unos de otros para que nadie se perdiera.

  Decidimos hacer una escapada a la parte de Guadalajara de la arquitectura negra, así denominada por los típicos tejados de pizarra de sus pueblos. En concreto nos daríamos un baño en el pantano del Vado cerca de Tamajón y luego iríamos a Majaelrayo donde mi amigo conocía a alguien que tenía un bar. La zona es preciosa, Campillejo, El Espinar, Roblelacasa o Campillo de Ranas son sitios a conocer y por supuesto el Parque Natural de Tejera Negra con su Hayedo no os lo debéis perder. También es interesante la ruta de la cascada del Aljibe entre El Espinar y Campillo de Ranas de unos 10 Km y 2,5 horas de duración.

  Bien el caso es que mi amigo conocía un "atajo" para llegar y nos metió por un camino de tierra por el que tardamos una eternidad que usaban los del Canal de Isabel II con los 4X4 y nosotros con nuestros coches que han hecho de todo los pobres.

  Hacía un calor terrible y la verdad es que como estábamos en medio del monte también había un olor muy agradable a jara. En aquella época pocos coches empezaban a llevar aire acondicionado y en mi caso este consistía en unos abanicos que llevamos en las puertas delanteras, por lo que decidimos abrir las ventanillas. Yo llevaba a una pareja de amigos en el asiento de atrás.  Mi amiga M es una persona grande como persona, pero de pequeñas dimensiones físicas. El caso es que M tenía un miedo patológico a los insectos, que solo ahora con los años y su maternidad ha superado un poco, por eso de no transmitírselo a su hijo. El caso es que ibamos tan tranquilos viendo pinos, oliendo a jara y de repente entró un insecto bastante grande, creo que era una polilla o algo así, es caso es que mi amiga empezó a gritar y yo empecé a parar, pero antes de que pudiera terminar y no sé cóomo, "había salido del coche por mi ventanilla", increíble lo que puede hacer el miedo, es que ni la ví pasar por delante mía. Todavía hoy sonrío cada vez que me acuerdo de aquella situación y recuerdo con cierta nostalgía mi querido AX y las aventuras que pasamos juntos.

  Besitos para ellas y abrazitos para ellos.

1 comentario:

  1. Os quejareis del atajo.
    Fue un paseo, largo, con mucho polvo, con enormes baches, con insectos descomunales, ...

    pero, al fin y al cabo, un paseo, en casi armonía con la naturaleza y con tus amigos.

    ¿ Qué más se puede pedir ?
    son esos momentos que se recuerdan de por vida.

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