sábado, 9 de octubre de 2010

Toscana - Florencia

  Por fin empiezo a describir este precioso viaje del verano de 2010 se inicia en Florencia como centro de operaciones para recorrer tranquila y exhaustivamente la ciudad y conocer alguno de los puntos más interesantes de la Toscana, todo ello con nuestra pequeña “Diavoleta” de 21 meses. Si, señores se puede y se debe viajar con niños, obviamente debemos adaptarnos a la nueva circunstancia y procurar que sus siestas coincidan con las visitas a museos, etc. En cualquier caso creo que incluso tan pequeños se empapan de diversidad, dándose cuenta que no estamos solos en el mundo, que hay muchas comidas, olores y colores diferentes. Es mágico ver el mundo a través de sus ojos y sorprende que donde tú ves un Cristo en una iglesia, ella vea “un señor con pupa”, donde tú ves velas, ella vea “eso quema”, que se maraville mirando a los techos llenos de colorido de angelitos (“nenes” en su terminología).

  Ya visitamos Florencia hace algunos años en uno de estos tour ultrarrápidos, que nos permitió ver 4 cosas muy deprisa y que nos dejó maravillados y con ganas de volver. Me impresiono una gran parte de la obra de Miguel Angel, pero la verdad es que ver el David me marcó para siempre, y hoy día sigo sin entender como se pudo dar casi vida a una enorme roca de mármol.

  Al llegar al aeropuerto de Florencia cogimos un taxi que tiene una tarifa fija de 20 € para llevarte al centro y otros 2 € por las maletas, según nos conto el amable taxista es como funciona. Ya empezamos a ver qué Florencia no será barata, de hecho es uno de los sitios más caros en los que hemos estado y encima debes extremar el ojo en las cuentas, ya que sea casualidad o no, se equivocaron sin querer en 5 ocasiones y observamos que no solo nos pasaba a nosotros, otros clientes en diferentes sitios devolvían la cuenta. En cualquier caso la belleza de la ciudad te hace olvidar estas cosas.

  El Hotel Rivoli es encantador y el servicio realmente excelente, pero lo mejor de todo es que estamos muy bien situados, a 1 minuto de Santa María la Novella y a 2 de la estación de tren, que fue punto de inicio de las distintas rutas por la Toscana. Desde el primer día comenzamos a probar la famosa pizza y algunas de sus variantes como la calzone (una pizza doblada por la mitad). Ojo con los menús, ya que suelen poner precios de reclamo que luego se encarecen con el servicio, la bebida (carísima) y los cubiertos. No todos, ojo, también se pueden encontrar sitios más legales en los que se incluye todo. No se debe dejar de visitar el puente viejo (Ponte Vechio) donde originalmente se situó a los carniceros y que se cambió cuando el rio se lleno de los desechos que estos tiraban por las ventanas por el gremio de los joyeros, más limpios, y que hoy día siguen en él.

  Continuara …

  Besitos para ellas y abrazitos para ellos

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