Esta bonita excursión de un día saliendo desde Madrid es perfecta para los amantes de la naturaleza, y en especial para hacer con niños. Nada mejor para explicarle a tu hija que es el otoño. El tiempo fue perfecto esta vez, ya que la semana anterior tuvimos que anularla por lluvias.
Tardamos una hora y 20 desde el sur de Madrid porque nos encontramos con algo de retención a la altura de Perales de la Presa, aunque no mucho si más de lo esperado un sábado y en el camino cruzamos el Guadarrama y el Alberche que llevaba bastante agua, donde hicimos una pequeña parada. Enseguida llegamos al Tiemblo y en la entrada pasamos por delante del desvío hacia los Toros de Guisando y más tarde el del Castañar. Aparcamos junto a la ermita de San Antonio y nos dispusimos a recorrer el pueblo en dirección al restaurante. En muchos rincones hay lugareños vendiendo cosas de su huerta, castañas o níscalos, que abundan por la zona, aunque los lugareños dicen que hay muy pocos para justificar los desorbitados precios (10-12 € kilo) de estos últimos. Lo cierto es que la fruta y verdura, así como la carne son recomendables y los precios son similares a los de aquí.
Es interesante visitar el monasterio de Guisando, los hornos de tinajas (recién reformados), la Hermita de San Antonio y por supuesto el Castañar.
Comimos en Casa Mariano y aunque han cambiado desde la última vez, porque han abierto un nuevo salón detrás dentro de una carpa y el de siempre solo es para grandes mesas, la verdad es que la calidad, cantidad y el servicio siguen siendo muy buenos. Es de estos sitios que pides una ración de chopitos y comen 6, de hecho ahora en la carta hay muchas medias raciones, de hecho yo pedí medio solomillo y terminé hinchado, además de que puedes pedir que te pongan un tapper con las sobras. No os olvidéis de reservar si queréeis aseguraros mesa, siempre esta a tope.
Después de la comilona que terminamos con un típico suflé de casa Mariano que no pudimos terminar, iniciamos el paseo. En la calle principal, camino de la salida, retomamos la rotonda que indica el camino al
castañar. Habrá como unos 500 metros desde el restaurante hasta el aparcamiento. Se puede dejar el coche allí, o subir hasta el aparcamiento del refugió por lo que te cobran 6 € por coche y 2 € por persona. La verdad es que el paseo es bonito y no es demasiado duro. Tardamos unas 2 horas en hacer los 10 km aproximadamente hasta llegar al refugió, a un ritmo medio y tirando del carrito de Lucia. Pero el castañar merece la pena, la imagen es preciosa y el sitio es para perderse. La ruta de vuelta es mucho más corta y además principalmente de bajada, pero decidimos volver en el autobús que sube y baja por dos euros. El último sale a las 5:30 y no queríamos que se hiciera de noche con la enana. La ruta en total tiene unos 16,5 Km y con unos desniveles medios del +7 % y -8%. Tras los 10 minutos de autobus bajamos el resto andando hasta el pueblo donde tomamos un colacao calentito para reponer fuerzas.
Habrá que volver y completarla, además solo cogimos unas pocas castañas jugando, pero al llegar a casa y comernos un par de ellas, están tan buenas que nos hemos quedado con las ganas.
Besitos para ellas y abrazitos para ellos.
¡¡¡Pringao!!!, si dices que eres de la "aldea de La Atalaya" no pagas ni un euro y encima no subes andando. (Lourdes)
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