Nuestro guía durante el safari, previo a la ascensión del Kilimanjkaro se llamaba Jona, un tipo muy majo y gran conocedor de su tierra y sus costumbres y sobre todo de lo que buscamos los turistas. No es de los que intentan gastar tu tiempo en llevarte a tiendas de amigos o conocidos donde tiene acuerdos sobre lo que compres, de tal manera que tuvimos que pedirle que parara en un sitio, porque no habíamos podido comprar ni un recuerdo. Siempre se preocupaba de buscar zonas de los animales que más interés tuviéramos por ver. Como el escurridizo leopardo. Durante el safari te pasas muchas horas en el coche buscando la foto y la observación de la vida salvaje, hay que gente que no está dispuesta a perderse la "foto" y llevan unas cámaras de kilómetro, en esto hay competición entre los japoneses y los americanos.
Desde que salimos de Arusha ya íbamos viendo infinidad de animales y disfrutando el paisaje, pero el primer día de completo safari, ya dentro de la región de Ndutu, dormimos en un tented camp bastante básico, el Ndutu Wildlands Camp y aunque tenía su encanto no era lo que nos esperábamos. La gente se volcaba, pero los baños consistían en una bolsa que te llenaban de agua caliente cuando lo pedías y tuvimos que pedir que nos cambiaran al día siguiente. No penséis que es que somos muy snobs, que estamos muy curtidos en todo tipo de viajes, es que lo que pagamos no era esto. Es estupendo ir en plan mochilero, cuando lo que pagas es acorde a lo que recibes. Eso sí la ubicación era privilegiada, al levantarnos oímos revuelo, salimos pero no vemos nada, al preguntar nos dicen que eran dos guepardos jóvenes que habían cruzado por medio del campamento, que por cierto más tarde fotografiamos. Después de un desayuno digno de la película Memorias de África, salimos nuevamente de safari. Pudimos ver Avutardas de Cori, Guepardos y un montón de animales más mientras nos dirigimos al lago Maseki donde además de unas vistas espectaculares pudimos ver entre otros Impalas y al tímido Dik-dik que es el antílope más pequeño del mundo, pesa solo entre 5 y 6 kilos.
Desde que salimos de Arusha ya íbamos viendo infinidad de animales y disfrutando el paisaje, pero el primer día de completo safari, ya dentro de la región de Ndutu, dormimos en un tented camp bastante básico, el Ndutu Wildlands Camp y aunque tenía su encanto no era lo que nos esperábamos. La gente se volcaba, pero los baños consistían en una bolsa que te llenaban de agua caliente cuando lo pedías y tuvimos que pedir que nos cambiaran al día siguiente. No penséis que es que somos muy snobs, que estamos muy curtidos en todo tipo de viajes, es que lo que pagamos no era esto. Es estupendo ir en plan mochilero, cuando lo que pagas es acorde a lo que recibes. Eso sí la ubicación era privilegiada, al levantarnos oímos revuelo, salimos pero no vemos nada, al preguntar nos dicen que eran dos guepardos jóvenes que habían cruzado por medio del campamento, que por cierto más tarde fotografiamos. Después de un desayuno digno de la película Memorias de África, salimos nuevamente de safari. Pudimos ver Avutardas de Cori, Guepardos y un montón de animales más mientras nos dirigimos al lago Maseki donde además de unas vistas espectaculares pudimos ver entre otros Impalas y al tímido Dik-dik que es el antílope más pequeño del mundo, pesa solo entre 5 y 6 kilos.
Al atardecer nos dirigimos al nuevo tented y esto sí era lo esperado, Olduvai Tented Camp nos gusto mucho, nos dimos la estupenda ducha caliente que no nos dimos el día anterior, después de volver de un precioso paseo a pie con un masai por la garganta de Olduvai. Hablaba perfectamente ingles y nos enseño muchas cosas, fue muy interesante y educativo. Cenamos con una pareja de ingleses que venían de haber subido el Kili y entramos nuevamente en la discusión de si era mejor hacer primero la ascensión y luego el safari, o al revés como finalmente nos había aconsejado la agencia. En mi opinión cualquiera de las dos opciones es buena y luego todo depende de cómo te vayan las cosas. En nuestro caso la lógica de la agencia (mejor aclimatarse antes de aterrizar y empezar a subir a 6000 metros) nos decanto por esta opción. A la mañana siguiente nos dirigimos al cráter del Ngorongoro.
Al entrar en el Ngorongoro vemos la típica imagen de la Euphorbia candelabrum, que es endémica del valle del Rift. Nuestro principal objetivo es divisar y fotografiar al rinoceronte negro. Este día comimos dentro del coche para evitar el ataque de los milanos en la zona designada para el picnic a las orillas del lago Ngoitokitok donde puedes ver gran cantidad de aves e hipopótamos. El Ngorongoro es un área de conservación muy visitada y controlada, donde no hay muchas zonas donde dejen parar y comer el picnic, por lo que los Milanos (o ladrones del aire) se lo saben de sobra y hay que andar con ojo de no llevar nada que les parezca comida.
Al entrar en el Ngorongoro vemos la típica imagen de la Euphorbia candelabrum, que es endémica del valle del Rift. Nuestro principal objetivo es divisar y fotografiar al rinoceronte negro. Este día comimos dentro del coche para evitar el ataque de los milanos en la zona designada para el picnic a las orillas del lago Ngoitokitok donde puedes ver gran cantidad de aves e hipopótamos. El Ngorongoro es un área de conservación muy visitada y controlada, donde no hay muchas zonas donde dejen parar y comer el picnic, por lo que los Milanos (o ladrones del aire) se lo saben de sobra y hay que andar con ojo de no llevar nada que les parezca comida.
El Ngorongoro es un cráter inmenso muy parecido a un zoo pero sin jaulas y los animales están completamente salvajes, aunque por la concentración y variedad de animales impresiona. Cuenta con un lago de aguas alcalinas, el Magadi, donde se posan infinidad de aves, y las paredes que rodean el enorme cráter están pobladas de una selva densa. Pudimos ver leones, cebras y ñus (que curiosamente estos no migran como el resto de sus especies respectivas ya que en el Ngorongoro tiene el agua y el alimento que necesitan), búfalos de los que hay una buena concentración, avestruces, guepardos, chacales, serval, hienas, facóqueros, ibis, hipopótamos (pocos para ver al hipo es mejor ir al rio Mara), cigüeñas, avutardas gris y de cori, alcefalo de coke, un águila nos regalo la caza y posterior comida de una presa, un Cercopiteco (mono de cara negra, huevos azul clarito y un pene rojo, como el que no quiere llamar la atención), eland del cabo, flamenco, grulla coronada, gallina de guinea, gacelas de Thomson y de Grant, elefante africano y un sin fin de animales.
Salimos de la reserva del Ngorongoro y nos dirigimos a nuestro hotel el Bashay Rift Lodje en lo alto del valle, que parecía perdido de la mano de dios, pero resulto ser espectacular y con una piscina excelente con vistas al valle que fue el colmo después de un caluroso día.
Continuará...
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