Bien hoy os quisiera comentar mi experiencia en un taller de padres en la guardería de mi hija de 2 años. Nos propusieron ir un día a explicarles algo, sobre nuestra profesión o sobre lo que fuera. Como me pareció muy interesante ver dos clases de enanos juntos durante un rato, callados y sentados escuchando algo y por supuesto ver la reacción de mi hija al verme dentro de un entorno que ella no esperaba, me decidí a ello. El caso es que pensé en hablar de los árboles y como modo de mostrar algo relacionado con mi trabajo pensé en hacerlo a través del ordenador y con un proyector, con lo que les introduciría un nuevo medio, por lo que ni corto ni perezoso me preparé una presentación, que os adjunto por si le sirve a alguien de muestra o para usarla libremente, recogí algunos frutos (castañas, bellotas, piñas, etc.) para que pudieran tocarlas y reconocerlas y corte unas lonchas de madera de una rama gruesa, lo más finas que pude para que vieran los anillos de los árboles y percibieran el tacto áspero de un tronco, así como imprimí unos recortables simples para que después pintarán un árbol. Todo esto que parece mucho no me llevo tanto como podéis pensar.
Debo decir que tengo cierta experiencia dando clases (muchos años a decir verdad) normalmente sobre tecnología, pero nunca había tenido un público tan, tan joven, aunque sí muy diverso. No sé si fue por esto o por la ilusión que llevaba, pero fue una muy grata experiencia que recomiendo a todo el mundo. Eso sí cometí el fallo de novato, me he dado cuenta al verme en un video que me hicieron, que en ocasiones hablaba a los niños como no debemos, es decir, con diminutivos, pero es algo que se nos escapa mucho sin darnos cuenta, aunque no ayuda en nada a su desarrollo del lenguaje.
Y por cierto, parafraseando al anuncio, ver la cara de mi hija viendo que su padre estaba explicando algo en clase no tiene precio.
Besitos para ellas y abracitos para ellos.
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